Se acerca Halloween y, aunque la fiesta cuente tanto con adeptos como con detractores, es imposible negar que el gusanillo por lo misterioso, lo fantasmagórico y lo oscuro crece en esta época del año. Si eres una de esas personas que disfrutan con una buena historia de terror, o una buena película de miedo (y sí, ya sé que hoy en día es muy difícil encontrar una buena película de miedo), quizás también disfrutes con un viaje al lado tenebroso de una de las ciudades más encantadas de Europa: Edimburgo.
Todas las ciudades tienen un lado oscuro, pero realmente el pasado de la capital escocesa está cuajado de acontecimientos tan espeluznantes que hace falta aderezarlo muy poco. Desde las antiguas cazas de brujas, que llegaron a su punto álgido con el rey Jacobo VI (1566-1625), a los dieciséis asesinatos cometidos por Burke y Hare, entre 1827 y 1828, para vender los cadáveres, que escondían en las Bóvedas de Edimburgo, como material de disección a un anatomista. Los famosos asesinatos han sido ampliamente reflejados, tanto el mundo cinematográfico, como en el de las letras. Robert L. Stevenson (1850-1894) hace referencia a ellos en El ladrón de cuerpos. Este autor escocés, nacido en Edimburgo, es además el creador de uno de los personajes más inquietantes de las historias clásicas de terror de todos los tiempos: El doctor Jekyll y Mr Hyde. Si te interesa la literatura, no puedes dejar de visitar el Museo de los Escritores, situado en una preciosa mansión de 1622 y que está dedicado a los tres escritores escoceses más importantes: el mencionado Stevenson, Sir Walter Scott (1771-1832), y el poeta Robert Burns (1759-1796). Este último, por cierto, compuso un famosos poema dedicado titulado, precisamente, Halloween.
No todas las referencias literarias que podemos conectar con el lado oscuro de Edimburgo terminan con los escritores clásicos. A modo anecdótico, merece la pena señalar que J. K. Rowling – la autora de Harry Potter– solía pasearse por el famoso cementerio de Greyfriars buscando inspiración, y más de uno de los nombres de sus personajes, salieron de las lápidas de este cementerio. Más recientemente aún, Edimburgo ha sido la localización que ha elegido la autora escocesa de novela negra y de misterio Val Mcdermid para situar su moderna adaptación de La Abadía de Northanger, de Jane Austen. La Abadía de Northanger es una sátira por excelencia de las novelas góticas, y Val Mcdermid aprovecha todo el ambiente fantasmagórico de un Edimburgo sumergido en sus famosos festivales, para dar un nuevo giro a la obra clásica, llenándola esta vez en lugar de fantasmas, de vampiros.
Volviendo al cementerio de Greyfriars, debemos señalar que es lugar de visita obligada para todo visitante de Edimburgo, especialmente para aquellos que más les guste transitar por el lado truculento de las cosas, pues se dice que está embrujado y tiene fama de ser uno de los lugares más tenebrosos del planeta, cuajado de mitos y leyendas. Prácticamente todos los tours de fantasmas que pueden contratarse en la ciudad tienen parada allí. Sin embargo, este cementerio también es conocido por otra historia mucho más tierna, que hará las delicias sobre todo de los amantes de los animales. En este cementerio podemos encontrar la lápida dedicada a Bobby Grey Friars, un perro de raza Sky Terrier que vivió en la ciudad en el siglo XIX y que se ganó el respeto de sus habitantes por el cariño que demostró a su amo, junto a cuya tumba permaneció durante años.
Y es que Edimburgo, obviamente, tiene mucho más que su lado tenebroso, así que si os animáis a ir encontraréis alicientes suficientes como para colmar los intereses más diversos. Sus edificios, sus vistas, sus paisajes y su historia no os dejarán indiferentes. Os dejamos con algunas imágenes de esta ciudad especial, y con una salida especial para el próximo Halloween. Otros circuitos que también pasan por esta maravillosa ciudad, podéis encontrarlos aquí.
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