Meteora se sitúa en la región griega de Tesalia, una gran llanura de la que surgen numerosas columnas naturales de roca oscura y de gran altura, en cuyas cimas se ubicaron algunos monasterios bizantinos a partir del siglo XIV. Pero antes de ello, Meteora era habitada por eremitas, que se alojaban en las cuevas talladas en las rocas y en cabañas a pie de los peñascos; los días de fiesta y los domingo, se reunían en una iglesia central para congregarse con el resto de eremitas. La iglesia central, llamada Santa María de la Fuente de la Vida (Panayiá Zoodojos Piyí), data del sigo XI y aún se mantiene en pie con hermosos frescos en su interior. Aproximadamente a mediados del siglo XIV la forma de vida eremítica declinó, debido en gran parte por la llegada del prelado San Atanasio “Meteorito”, quien dio nombre al lugar y fundara la primera orden monástica de Meteora.
Las comunidades religiosas fueron creciendo, llegando Meteora a tener hasta 22 monasterios, siendo el “Gran Meteorón” el que más atractivos presenta. Los habitantes de estas comunidades se llamaban “stylos” y accedían a los monasterios con rudimentarios ascensores de cuerda y cesto, que servían de transporte para las provisiones. Más tarde se construyeron escaleras y puentes, permitiendo unos accesos bastante más fáciles de realizar.
La Unesco declaró al complejo de los Monasterios de Meteora Patrimonio de la Humanidad (no podía ser de otra forma, a tratarse de un lugar místico de gran belleza) en el año 1988.
Conocer Meteora es una de nuestras propuestas para el próximo Fin de Año: un circuito con lo mejor de Grecia, en el que conocerás Atenas, Corinto, Micenas, Epidauro, Olimpia, Delfos y, por supuesto, los monasterios de Meteora.
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